Las amígdalas y las adenoides son ganglios linfáticos, su función es filtrar los gérmenes que tratan de entrar al cuerpo, función que realizan durante los primeros años de vida.
Los problemas más comunes que las afectan son las infecciones y los abscesos, rara vez los tumores.
En primer lugar, se tratan las infecciones de las amígdalas, especialmente las causadas por el estreptococo, con los antibióticos. En algunos casos, se recomienda la extirpación de las amígdalas o los adenoides. Las dos razones principales para la extirpación son (1) las infecciones repetidas a pesar de la terapia de antibióticos y (2) problemas con la respiración debido a las amígdalas o las adenoides crecidas. Tal obstrucción respiratoria produce el ronquido y alteraciones del sueño alterado que conducen a la soñolencia durante el día en los adultos y problemas de conducta en los niños. Algunos ortodontistas creen que la respiración bucal crónica debida a las amígdalas o las adenoides agrandados causa la malformación de la cara y la alineación mala de los dientes.
La infección crónica puede afectar a otras estructuras como la trompa de Estaquio que vincula la parte posterior de la nariz con el interior del oído, lo que conduce a las infecciones frecuentes del oído y la pérdida auditiva posible.
Los estudios recientes indican que la extirpación de las adenoides puede ser un tratamiento positivo para los niños con dolores crónicos del oído acompañado de fluído en el oído medio (otitis media con efusión).
En los adultos, la posibilidad de cáncer o un tumor también puede justificar la extirpación de las amígdalas y las adenoides.
En algunos pacientes, especialmente con mononucleosis infecciosa, el agrandamiento marcado de las adenoides puede bloquear la vía respiratoria.
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